Cientos de personas disfrutan del desfile del X Festival de la Máscara en la capital, en el que participaron 25 grupos folclóricos y cerca de 400 integrantes
Diez años de mascaradas en Zamora y los cerca de treinta grados en la tarde del sábado no fueron ni mucho menos obstáculo para que los ciudadanos esperaran pacientemente -en la sombra, eso sí- a que Santa Clara se llenara de colorido y música tradicional con la celebración del X Festival de la Máscara, que reunió en esta edición a un total de 25 grupos y cerca de 400 participantes por el centro de la capital.
Eran las seis de la tarde cuando los participantes ultimaban sus galas -la mayoría de ellos con las máscaras descansando en el suelo, por el intenso calor- y los organizadores los distribuían megáfono en mano. Los encargados de iniciar el desfile fueron el Fulión y los Boteiros, de Viana de Bolo (Orense), que ensayaban en La Marina sus marchas de bombo e instrumentos agrícolas. Detrás de ellos iban los primeros zamoranos, la Vaca Bayona, de Almeida de Sayago, seguidos por la Visparra, de San Martín de Castañeda. Ellos eran los encargados de iniciar un desfile que contó con una docena de representantes de la provincia anfitriona, un grupo que completó la Filandorra de Ferreras de Arriba, los zangarrones de Sanzoles y Montamarta, los Carnavales de Villanueva de Valrojo, el Atenazador de San Vicente de la Cabeza, el Pajarico y el Caballico de Villarino Tras la Sierra, el Carnaval de Toro de Morales de Valverde, la Obisparra de Pobladura de Aliste, las danzas del paloteo de Tábara y el desempadrinamiento de Bercianos de Aliste.
También hubo representación del resto de España y junto a los orensanos del Fulión y los Boterios estuvieron los Sidros y Comedies de Valdesoto (Asturias), los Jurrus y Castrones de Alija del Infantado (León), las jarramplas de Piornal (Cáceres), Genti de Muerti de las Hurdes, también en Cáceres, la Vaquilla de Fresnadillas de la Oliva (Madrid), los zafarrones de Riello (León) y el también leonés Antruejo de Carrizo de la Ribera. No faltó presencia portuguesa, cuyas mascaradas también son muy apreciadas, como los Caretos de Ousilhâo, de Vila Boa, de Grijó de Parada y el Diablo, la Morte e Censura de Braganza.
El fin de fiesta tras este recorrido de tradición corrió a cargo del grupo de folclore Ringorrango, que amenizó el término de esta jornada de hermanamiento con un concierto de música tradicional en la plaza de Viriato, lugar donde se daba por concluido el desfile.
Fuente: La Opinión de Zamora