Puebla retoma el programa de dinamización turística y el patrimonio popular y Robledo conserva una construcción con materiales propios
La Oficina de Turismo de Puebla de Sanabria retoma su programa de dinamización turística con sus diferentes propuestas para conocer el entorno y el patrimonio etnográfico y cultural. Este sábado la propuesta es «Recorriendo el Bosque de forma saludable». Esta visita lúdico ambiental, prevista para el sábado, se suma a otras propuestas como «Recorriendo la Historia» o «Recorriendo labores y oficios» que se han desarrollado en el municipio.
El patrimonio popular es uno de los grandes desconocidos para los visitantes, la idiosincrasia de los pueblos, su economía de subsistencia, la peculiaridad de sus construcciones y sus «industrias» como la mielera y la cerera.
La arquitectura de Robledo de Sanabria, uno de los pueblos incluido en la programación turística, es un claro ejemplo de los «pueblos de arquitectura negra» que conserva su esencia constructiva aprovechando los materiales del entorno, pizarra y granito, extraídos bien en el propio pueblo o bien en las canteras cercanas. Así describe José Luis Rodríguez García, el técnico de la oficina de Turismo de Puebla, el pueblo como el más representativo de la zona de Sanabria de este tipo de arquitectura.
El recorrido de los visitantes y turistas por la calle principal del pueblo permite observar la peculiaridad de estas construcciones, viviendas, pajares, fraguas, ermita y lavaderos comunitarios.
Fincas de labor y algunas pequeñas huertas en el interior del pueblo aparecen delimitadas con grandes lascas de piedra hincada, y que constituye uno de los pocos enclaves en Sanabria que conserva esta tipología de cerramientos, aunque en pueblos cercanos como Sandín también hay significativos ejemplos de cerramiento a base de piedra seca, aunque como aclara José Luis Rodríguez, pertenece a la comarca de Carballeda. En ambos casos el hilo común es la ubicación en la Sierra de la Culebra.
Las viviendas tradicionales también se distribuían de forma funcional de acuerdo a una economía familiar de subsistencia basada en la agricultura y la ganadería. En el lagar de cera de la familia Juárez, el espacio está distribuido en función de las necesidades para la fabricación de las velas. La prensa para la cera ocupa la mayor parte del recinto con una viga central de madera de negrillo u olmo negro, un árbol autóctono prácticamente extinto, de gran dureza.
Todo el proceso desde antes de la obtención de la cera se puede seguir a través de la visita guiada del técnico, donde no falta una colección de colmenas de corcho, las pilas de decantación en las que se separaba el agua de la cera de abeja o los soportes rudimentarios para enrollar las velas, capa a capa. Se aprenden cosas nuevas, como que la cera derretida de la vela se compraba y se volvía a reutilizar. Los exvotos que representan diferentes partes del cuerpo no se hacían con un molde, sino que se modelaban a mano.
Los utensilios rudimentarios y la forma de trabajar artesanal y a mano todo el proceso no dejan indiferente a ningún visitante. Junto al lagar, en el mismo espacio el horno espera una nueva remesa de pan. Artesas, cribo, moldes componen la colección de utensilios para fabricar el pan y los dulces. Palabras como el «lumbreiro» se retoman en este recorrido para aclarar que era un palo de urces que se utilizaba para alumbrar la boca del horno. Hasta mediados del siglo pasado no hubo luz eléctrica en la mayor parte de los pueblos de la comarca, Robledo incluido.
Tampoco había energía adicional a la de los músculos para trabajar en la forja, otro de los oficios de interés y necesario donde lejos de fabricar espadas había que armar rejos, arados romanos y azadas. Pero para profundizar en la vida de antaño es mejor visitar la sede de la asociación cultural «El Reconco» donde el grupo tiene la oportunidad de degustar miel producida en esta zona.
Fuente: La Opinión de Zamora