El ecoturismo lobero en la Sierra de la Culebra se alza como uno de los alientos socioeconómicos y de atrimonios naturales relevantes de los municipios de la Reserva Regional de Caza. Además, con firmes repercusiones en la fijación de población y en el desarrollo de vida hostelera, en el gasto y el consumo de productos, en el disfrute de la gastronomía y en la promoción y enseñanza de una extensa riqueza cultural y etnográfica que atesora el territorio.
El valor añadido por el lobo ha sido puesto de manifiesto por el profesor Juan Pablo Martín González, maestro diplomado en Educación Física e Infantil, y compromisario de la empresa de ecoturismo “Signatur” para mostrar al predador a todo tipo de amantes de la especie y de la naturaleza. Lo ha hecho como ponente del curso para especialistas en gestión y conservación del lobo desarrollado en estas fechas por Euromediterránea para la Vigilancia de la Fauna Salvaje por Waves, la Universidad de León, la Fundación Patrimonio Natural y la Junta de Castilla y León.
“El ecoturismo es un recurso económico para toda la comarca. En el año 2017 la Secretaría de Estado de Turismo elaboró un estudio de La Culebra e indica que más de 3.000 personas acudieron ver lobo en libertad, lo que genera unos recursos económicos y un impulso de empresas que llevamos esta actividad, de restaurantes, de casas rurales, de tiendas de compra de alimentos y productos artesanales, de consumo de gasolina… Calculo que más o menos cada persona que viene a la observación tiene unos gastos de entre 130 o 140 euros,, más alojamientos y comidas. Unos 200 euros persona” señala Martín.
“Al final del año, en toda La Culebra se puede estimar que puede haber unas ganancias económicas de 600.000 o 700.000 euros anuales, la mitad para las empresas implicadas en la fauna y la otra para el resto” añade.
Pablo Martín resaltó las extraordinarias características que presenta La Culebra en el orden avifaunístico, pero también etnográfico. “La poca presencia de vallados en la sierra, las pequeñas poblaciones que hay dispersas y con baja densidad de población, y la poca presencia de seres humanos por el monte hacen de la Culebra un lugar privilegiado para que lobo tanga su hábitat, y uno de los lugares donde es más probable verlo en libertad de España y de Europa. La Culebra es un sitio ideal para estar y ver al lobo” dice.
Respecto al ecoturismo remarca que “se pretende conseguir el disfrute de la naturaleza con equilibrio del medio ambiente”, y apunta que “el ecoturismo tiene que transmitir conocimiento sobre la naturaleza y no solo ser movimiento económico. Es importante transmitir conocimiento y hacer una educación ambiental”.
En su criterio, el turismo lobero “evita el drama de la despoblación rural o hace que el proceso sea más lento. La caza da dinero a nivel de Ayuntamientos, pero los beneficios del ecoturismo recae en gentes que tienen negocios”. Repara Pablo Martín en “el número de hoteles, casas rurales, alojamientos, bares y tiendas” que prosperan en la zona con el turismo ligado al predador, en pueblos de poco más de cien personas o que no llegan a 500. Hace hincapié en que “la concienciación” que conlleva la observación del lobo. “El ver que es una herramienta de futuro hace que haya cambiado la visión del lobo, que ha pasadode ser el malo de la película a verse como algo positivo. Hay gente jubilada que hasta desean suerte a quienes quieren ver al lobo” manifiesta. También repara en que el lobo y la naturaleza ha llevado al asentamiento de personas que han elegido la zona para vivir -como alcalde Villardeciervos- a un enriquecmiento y a crear unas relaciones sociales con los que viven en el lugar . Incide “en la ética de observación” y apunta que “este año hay mucho más turismo, tal vez por salir del confinamiento”. Hace alusión a que “se ha molestado mucho a un clan familiar de lobo, que ha desaparecido”, y critica “las molestias y perturbaciones” que generan quienes se meten con todoterrenos y a pie por lugares inadecuados. “En el ecoturismo prima el respeto por la fauna sobre el capricho de ver lobos. No hay que interferir en el comportamiento de la fauna”. Otra aspecto percibido es el incremento de mujeres interesada en ver al lobo, que incluso superan ya al de hombres. En cuanto a caza y observación pide, a falta de un regulación, que “exista una comunicación entre Guardería y las empresas de ecoturismo porque está muy mal oír un tiro y es una mala imagen ver que matan un ciervo e incluso un lobo”.
El biólogo de la empresa Wild Watching Spain, radicada en Riaño (León), Luis Robles González, centró su ponencia en la observación del lobo en Picos de Europa. Tras explicar las características de la empresa, profundizó en la observación del lobo en unas montañas que entrañan serias dificultades para avistarlo. Sin atrayentes ni cebo alguno que concentren al lobo en un punto, es preciso dedicar un tiempo a localizarlo para facilitar a los turistas su contemplación. “Esto no es un zoo ni es un sitio cerrado. La gente que viene sabe a lo que viene. No es un público generalista” expresa Robles González. Para evitar coincidencias con cazadores “existe la comunicación” con la Guardería Medioambiental.
El lobo es el lobo y observarlo en las montañas leonesas exige madrugar, pasar frío y un esfuerzo porque tiene una dificultad. No es una catedral que está ahí” manifiesta Luis Robles, que, sobre todo en verano, consigue llenar de emoción a visitantes de toda Europa.
Fuente: www.laopiniondezamora.es